LA LUZ DEL CIELO

LA LUZ DEL CIELO


"La finalidad del arte es elevar el ánimo y estimular el espíritu.”



Las Catedrales, siempre fueron una meta para los hombres, señal de distinción de las ciudades, las más grandes, las más altas, una ofrenda a los cielos, pero también fueron arte en estado puro, desde el románico al gótico se pasó de la oscuridad y el recogimiento de los templos románicos, a la luz y la grandiosidad del gótico, un mundo apasionante donde se junta lo humano y lo divino, historia, leyendas, arte, un conjunto de elementos mezclados como la alquimia de lo divino, pero una catedral sin las vidrieras no alcanzaría la majestuosidad ni ese aura mágica que nos produce cuando las visitamos, confieso que me apasiona el mundo de las catedrales, con sus rincones recónditos donde cada piedra, cada losa nos cuenta una historia, las vidrieras verdaderos ventanales de la luz nos transportan a un mundo mágico de luz y sombras unidos por el hilo invisible de lo humano y lo divino, la luz y el vidrio unidos por los cuatro elementos, aire, fuego, agua y tierra, dan una importancia vital a la luz, esa luz mágica que solo en las vidrieras de las catedrales se proyecta como el verdadero ambiente místico y divino de los enormes templos dedicados a los cielos. Otra parte importantísima en las vidrieras es la pintura, maestros de la pintura en la mayor parte anónimos a los que no se les da la importancia que en realidad tienen.
Otra de las características vital de las vidrieras fue su labor didáctica y catequista para la gente que en la Edad Media era analfabeta sin saber leer ni escribir y que dichas vidrieras proyectaban las imágenes de infinidad de hechos, pasión, crucifixión, resurrección, de la vida de Jesús, y de la Biblia, como si fuera un proyector para entender las escenas. En definitiva el mundo apasionante de las Catedrales no sería el mismo sin la fuerza vital de las vidrieras para convertir la luz en una situación mística y real, esa luz parecida a la luz del Cielo.

Jose Manuel Cobo Lavín



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