El cambio del tiempo

(La sinfonía del tiempo I)

El tiempo, ese curioso termómetro de la vida, como una maquinaria perfecta que no se detiene ante nada ni ante nadie, el tiempo hace cambiar a las personas, las dota de una personalidad propia, hace modelar las ideas de lo que eran y se convierten en extraños que no tienen nada que ver con lo que fueron. El transcurrir del tiempo empapa todo lo esencial de los recuerdos, convirtiéndonos en personas desconocidas y despojados de recuerdos de la memoria, ese tiempo también ha cambiado a mi hijo le percibo más desconocido, más lejano, adquiriendo su propia personalidad, obstinado con la rebeldía de su edad, despertando sus sueños, impenetrable en sus pensamientos y forjando su libertad en el angosto camino de la vida. Todos sufrimos este proceso, pero la nueva situación me invade inevitablemente un aire de desasosiego, de melancolía, de rememorar la niñez que ya ni volverá, de la prontitud de la madurez y del rancio sentimiento de "la no vuelta atrás".
Sin ponerme a pensar que esto llegaría pienso con impotencia cual fue el momento que empezó a despegarse de mi, me hubiera gustado anotar cual fue el último momento que le cogí de la mano, del instante íntimo que le cogí del brazo, cuanto me hubiera gustado inmortalizar ese momento, congelar en mi memoria ese instante para recordarle en la hora de mi último viaje, la vida gira y no para y el tiempo es lo que la hace girar , ¡Que rápido ha pasado la vida! y que giros tan inesperados me han sucumbido, que lucha y sacrificio he combatido para recordar que es la única razón de mi vida, que sin el saberlo le quiero con sus defectos y sus virtudes, y que el tiempo me arrebató su niñez. ¡Es la cruel ley de la vida!.
J.M.C.L.

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